Habla que el sector pecuario en la cumbre Sembrando Bolivia ganó mucho y que con los compromisos asumidos por el Gobierno la ganadería dará un giro al pasar del sistema tradicional al intensivo empresarial.
¿Qué avances registra el sector ganadero en los temas planteados en la cumbre?
La cumbre para el sector pecuario resultó decisiva, porque las ponencias de la agenda que presentamos fueron aprobadas e incluidas en las resoluciones tomadas durante el evento.
Fue trascendental insertar en la agenda productiva el plan de potenciamiento de la ganadería en la Chiquitania y el Chaco cruceño, una aspiración sectorial para incrementar el hato ganadero nacional.
Hicimos ver que no estamos de acuerdo con destruir 100.000 hectáreas de pastura para que sean reforestadas, planteamos que sigan siendo campos productivos y crear un plan nacional serio para reforestar las áreas que sean necesarias y que el sector productivo, aportará para la iniciativa.
Aceptaron la propuesta de modificar la ley general del trabajo para que se adecúe al campo, que la Función Económica Social (FES) se amplie de dos a cinco años para acceder a recursos de la banca y la ampliación de los desmontes en las pequeñas propiedades de cinco a 20 hectáreas.
Vamos a exigir la modificación del decreto que priva al sector de cerca de tres millones de hectáreas de tierras de producción forestal permanente a tierras de bosques y ganadería reglamentada para ampliar el área de producción ganadera.
En la práctica ¿En qué temas consiguieron un avance?
Lo más concreto es el acercamiento con las estatales ABT y el INRA para acelerar, mediante convenios, el saneamiento y titulación de los predios y agilizar los Planes de Ordenamiento Predial (POP) y autorizaciones de desmontes para la ampliación del área de pastura para hacer crecer el hato ganadero.
En el marco del proyecto de potenciamiento de la ganadería en la Chiquitania y en el Chaco presentamos 30 carpetas y creemos que en 15 días vamos a empezar a ejecutar los primeros desmontes, para habilitar las 27.000 hectáreas con pasturas para importar el primer lote de 100.000 vacas en el primer año, hasta completar los 500.000 animales al cabo de tres años.
Con este plan vamos a dar un giro al sistema de producción ganadero, pasaremos del sistema tradicional al intensivo empresarial. Creemos que la Bolivia extractiva está en declive y emerge la Bolivia agroproductiva e industrial, con Santa Cruz, como el almacén productivo del país.
¿Cuál es el reporte respecto a las exportaciones?
Teníamos un cupo para exportar 7.000 toneladas y los plazos se cumplieron, por lo que se solicitó al Gobierno promulgar otro decreto para incrementar el volumen de exportación a 10.000 toneladas. Actualmente se exporta carne bovina a Perú y Venezuela. Brasil, Paraguay, Ecuador y Perú han formalizado su interés por importar animales vivos. En este asunto trabaja el Senasag, con sus pares de estos países, para ajustar y homologar los protocolos sanitarios.
¿Qué traba la exportación? La homologación de protocolos entre los servicios oficiales de sanidad animal de dichos países.
En 15 días llega una comisión de Brasil para reunirse con Senasag Bolivia para ajustar el protocolo de ambos países para importar ganado vivo.
¿Cuáles son los temas que preocupan al sector?
La ocupación ilegal de predios ganaderos y el abigeato. Se promulgó la ley que castiga con cárcel a los tomatierras, pero las desocupaciones de propiedades son lentas y no se sanciona a los cabecillas.
Se debe agilizar el saneamiento y titulación para que el productor tengan certidumbre e invierta para ampliar el área productiva.
En el tema del abigeato es la peor peste que afecta al sector pecuario.
La ley contra el robo de ganado es demasiado blanda -castiga con dos años de cárcel al infractor- lo que favorece al delincuente que al cabo de tres días sale libre con medidas sustitutivas y vuelve a reincidir en el mismo delito.
Hemos pedido endurecer la pena con un castigo de entre ocho y 10 años de cárcel. En 2014 las pérdidas por abigeato fueron de $us 2,5 millones y hasta mayo de este año los perjuicios económicos superan las cifras globales de 2014.
Usted participó en la reunión de la OIE, en Francia, ¿cuál fue la evaluación que se hizo de Bolivia en la lucha contra la fiebre aftosa?
Se hizo un análisis de Sudamérica, no individual, y se calificó con nota alta los avances sanitarios en la lucha contra la fiebre aftosa. Se habló de la tuberculosis y la brucelosis como enfermedades que en un futuro pueden convertirse en una exigencia sanitaria global
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