martes, 7 de julio de 2015

25 mil apicultores mueven Bs 32 millones

La apicultura es la base de la producción agrícola por el trabajo de polinización de las abejas. Si ellas se mueren, cuatro años después moriríamos los humanos.

En Bolivia, cerca de 25 mil apicultores producen cerca de 900 toneladas de miel por año generando un movimiento económico de 32 millones de bolivianos. Y sin embargo, el potencial de Bolivia da para mucho más. La Asociación de Apicultores de Cochabamba (ADAC) busca que se impulsen programas para capacitar a más apicultores y que se incrementen las colmenas por productor.

Los datos de ADAC reportan 24.968 apicultores en Bolivia, 64.967 colmenas y 899 toneladas de miel producidas por año, según el asesor técnico de ADAC, Nabor Medizábal.

Además de las colmenas productoras, existen 60.124 núcleos o colmenas en crecimiento o capturas recientes, dando un total de 125.091 colmenas, como resultado de un Diagnóstico Nacional de Producción de Miel en coordinación con el Ministerio de Desarrollo Rural.

En Bolivia, ocho de los nueve departamentos (La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija, Beni, Pando y Potosí), en 220 municipios se dedican a la apicultura.

En Cochabamba, se registraron 5.210 apicultores que producen 155,6 toneladas de miel al año, generando un movimiento de 7,8 millones de bolivianos, según el vicepresidente de ADAC, José Luis Calahuana.

Chuquisaca, otro de los departamentos potenciales, genera alrededor de 390 toneladas al año, según Isabel Limachi responsable de Fortalecimiento a Organizaciones Económicas de la Fundación Pasos.

En Cochabamba, los valles profundos e interandinos son los que más producen. Sólo en zonas altiplánicas, la abeja no logra adaptarse.

Mendizábal explica que Cocapata es una de las regiones que mayor rendimiento de producción tiene a nivel nacional porque de allí se llegan a obtener hasta 120 kilos de miel por colmena al año, cuando la producción normal es de 22 kilos.

Proyecto departamental

ADAC busca implementar un proyecto departamental de fomento y protección al sector apícola. Según Mendizabal, se busca elevar el número de colmenas por apicultor y formar recursos humanos. “El apicultor en Cochabamba y en Bolivia no está bien formado. Formar un apicultor toma dos a tres años, implementándole todo un sistema de asistencia técnica”, explica.

Añade que la escuela de Gestión Pública Plurinacional implementará un programa de formación de apicultores a nivel nacional en tres niveles: promotores, maestros y peritos apicultores.

Comercialización

La apicultura encierra potenciales desconocidos. Por ejemplo, una joya de la producción apícola es la apitoxina (veneno de abeja). Un kilo puede valer entre 25 y 28 mil dólares. Pero para obtener este kilo, se necesita el trabajo de 40 colmenas durante un año. Además, en Bolivia sólo dos personas especialistas se dedican a la extracción de esta sustancia. “Es una actividad de especialización, es decir, tienes que saber lo que estás haciendo”, indica Mendizábal. De allí, la explicación de la necesidad de gran capacitación específica.

La miel como tal es comercializada en 50 bolivianos el kilo, mientras el polen llega a tener un valor de 300 a 350 bolivianos.

Enfermedades

La apicultura tampoco está libre de contratiempos, como enfermedades y plagas. Hace un año, el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) reportó el primer caso de loquia americana, una bacteria que causa que todas las abejas reina se pudran. “Forma unas esporas más o menos de 35 escamas para infectar una larva. Esa larva se pudre y forma 2,3 billones de esporas. Revienta eso y contamina toda la caja. La única solución es quemar la caja”,explica Mendizabal.

Otra enfermedad es la Abarroa (una garrapata) que se incrusta en las abejas y les baja los niveles de rendición.

Entre los desafíos que el sector apícola está la zonificación de la producción de miel, la asistencia técnica y la capacitación.

Mendizabal indica que se tienen muchas colmenas en sólo algunas áreas, y la distancia recomendable entre un sapeario (conjunto de colmenas de abeja) y otro es de tres a cinco kilómetros. El factor determinante es la cantidad de flor de la región.

Actualmente, el promedio de colmenas por apicultor en Cochabamba no sobrepasa las cinco unidades, y para una actividad rentable, cada productor debería tener alrededor de 12 colmenas.

PARA 250 TONELADAS AL AÑO

Concluyen planta de procesamiento de miel

La planta de procesamiento de miel (Promiel), que tendrá una capacidad para tratar 250 toneladas al año, ya está concluida, según su gerente, Eduardo Velásquez.

Promiel, además de los ambientes de industrialización, cuenta con espacios para la construcción de cajas (colmenas) y láminas de cera, además de una escuela apícola.

El principal objetivo de este proyecto es mejorar la producción de miel y brindar mayor capacitación a los productores para que los niveles de productividad se incrementen.

La inversión fue de 29,4 millones de bolivianos y fue construida en cuatro hectáreas de terreno en la comunidad de Samusabeti del municipio de Villa Tunari (Chapare) y fue ejecutada desde 2014.

Cuenta con máquinas especiales de procesamiento de miel que fueron hechas en Bolivia, Argentina y México.

También tiene salas de investigación y de capacitación para los productores, que permitirán realizar investigaciones de mejoramiento genético. Según Velásquez, el equipamiento será constante y conforme al requerimiento de los productores.



FALTA UNA REGLAMENTACIÓN DE LA NORMA GENERAL

Esperan ley que declare la apicultura interés nacional

La Asociación Nacional de Apicultores de Bolivia espera que el Gobierno apruebe el Proyecto de Ley 07/2014, que declara a la apicultura como una actividad de interés y prioridad nacional.

Isabel Limachi, responsable de Fortalecimiento a Organizaciones Económicas de la Fundación Pasos, que trabaja de manera conjunta con la Gobernación de Chuquisaca explica que el proyecto de ley fue aprobado por la la Comisión de Planificación, Política Económica y Finanzas de la Cámara de Diputados, pero que aún no cuenta con una reglamentación.

Limachi explica que la ley surge ante la demanda y necesidad de los actores productivos que desarrollan actividades apícolas.

Según el proyecto, existen lineamientos estratégicos para incrementar la producción y rentabilidad de los productos y subproductos de la cadena apícola, además de inculcar el fomento de la producción orgánica y de las buenas prácticas.

Los ejes estratégicos contemplados en la normativa son el fortalecimiento de capacidades, investigación y tecnología; sanidad e inocuidad; información estadística oportuna; incentivo a las organizaciones de productores, coordinación y articulación con los niveles centrales y subnacional; normas sanitarias de la miel y subproductos; acceso a mercados; servicios de polinización; calidad y valor agregado y acceso al financiamiento.

Según el vicepresidente de ADAC, José Luis Calahuana, el año pasado ya se trabajó en un proyecto de ley que debió de ser aprobado, pero a la fecha no se concretó la normativa.

Calahuana explica que la normativa es urgente para el sector, sobre todo para el mapeo de las áreas donde están los sapearios (grupo de colmenas) para identificar las distancias. Sin embargo, la regulación de la comercialización del producto también es prioridad para ADAC.



MANUAL: NABOR MENDIZABAL, APICULTOR

La colmena y su manejo

La colmena en condiciones silvestres colecta alimento (néctar y polen) para desarrollar su población durante la temporada de floración.

Cuando la población de abejas en una colmena llega al punto en que las segregaciones hormonales de la reina no son lo suficientemente fuertes como para prevenir la formación de otras reinas, la colmena produce hasta un par de docenas de nuevas reinas para que la colmena se reproduzca o divida.

Las nuevas reinas tratarán de eliminarse entre sí matando a las que estén en celdas o fuera de éstas peleando con las que completaron su desarrollo. Algunas reinas abandonan la colmena original con una parte de la población formando lo que se conoce como enjambre.

En una colmena debidamente establecida se encuentra miel (energía) y polen (proteína), que constituyen la reserva alimenticia. Dependiendo de la época, se puede encontrar abejas en desarrollo o cría en diferentes estados de madures, la cría incluye larva de distintas edades (cría abierta) y pupa (cría cerrada).

La cría es el potencial poblacional de la colmena, en otras palabras el futuro de la colmena. Si es de color blanco brillante como una perla que resplandece o como leche pura, la cría está sana y bien alimentada, cualquier variación de este color puede ser indicador de enfermedad, mala nutrición o envenenamiento.

Durante la temporada en la que no existe alimento, la colmena entra en un periodo de hibernación, en el cual casi no se producen crías y la colmena vive básicamente de sus reservas. En esta época, la población de abejas en la colmena se reduce significativamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario