Enrique Galindo, gerente técnico de Aspebol y miembro de la junta directiva del Comité Suramericano de Criadores de Avestruz, reveló que asesoran a 12 granjas ubicadas en Warnes, Montero y cerca a la localidad de Basilio (Santa Cruz), Coroico (La Paz), Chapare (Cochabamba) y Yacuiba y Villamontes (Tarija). Además, señaló que tiene conocimiento de otras 20 granjas más localizadas, principalmente en el departamento cruceño.
“Es un negocio muy rentable”, resalta Galindo y explica que de un ave se obtiene alrededor de $us 2.000 por sus plumas, $us 250 por la carne y $us 600 por el cuero. Según datos de la consultora, las granjas mueven al año alrededor de $us 380.000.
Se estima que la población de reproductores adultos en Bolivia es entre 145 a 190 tríos, es decir, aproximadamente 570 avestruces, de los cuales alrededor de 300 son hembras. “Esto significa que solo para este año se producirán unos 24.000 huevos, en promedio, de los cuales se calcula que nacerán unos 16.000 polluelos y con aptitud de sobrevivencia unos 12.000 animales que estarán listos para su sacrificio un año después”, indicó.
Se prevé que con estas cifras prudentes Bolivia producirá más de 540 toneladas de carne de calidad de exportación y unas 12.000 pieles para la marroquinería de alto nivel. También destacó que dentro de un año y medio Bolivia podría estar exportando a países potenciales como Brasil, Paraguay y al gran mercado de Asia.
Destacada granja en Santa Cruz
Una de las granjas más grandes del país es la propiedad Avestruces Peniel, ubicada a 45 kilómetros de la capital cruceña en la carretera a Camiri y que la familia Mollo Aldana abrió en junio de 2008.
Allí se crían 380 avestruces, siendo la mayoría de entre dos y cuatro años de edad. Son aves que llegaron de África a Perú y posteriormente a la zona norte del departamento. Miguel Mollo, uno de los propietarios, explicó que en 2012 llegaron a tener unos 800 avestruces y que cerca de la mitad fue comercializada como carne para restaurantes para el mercado local y vivos para otras granjas que incursionan en el negocio.
Mollo recuerda que cuando comenzaron adquieron una pareja en $us 11.500, pero que ahora venden un reproductor en $us 1.200 y a $us 3.000 el trío (un macho y dos hembras). En 2013 lograron vender alrededor de 150 animales, sobre todo de cuatro a seis meses.
La propiedad Peniel cuenta con 20 hectáreas, de las cuales 10 se ocupan para los corrales, las salas de incubación y el almacenamiento y preparación del alimento balanceado.
Francisco Aguirre, mayordomo de la propiedad, indicó que cada ave consume unos 700 gramos de alimento balanceado (afrecho de trigo, soya solvente, maíz, sorgo, etc.) tanto a las 7:00 como a las 13:00. Destacó que los avestruces son animales resistentes a las enfermedades, pero dijo que es necesario cuidar que no se lastimen entre ellos cuando algún ruido fuerte o animal extraño los asusta y se aglomeran.
La propiedad tiene planes de incrementar la cantidad de animales y exportar carne en un mediano plazo. Para ello, están tramitándo el registro sanitario y buscan que se pueda conformar una asociación para trabajar en conjunto.
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