Se llama anabólicos o promotores de crecimiento a las sustancias capaces de incrementar la retención de nitrógeno aumentando la acumulación de proteínas en los animales. También existen otras sustancias promotoras del crecimiento pero al actuar por otros mecanismos no se pueden llamar anabólicos.
La aplicación de estos en vacas de desecho busca modificar el estado hormonal e inclinar a una masculinización del animal. En estas condiciones el animal retiene más nitrógeno y aumenta de peso. La base para la utilización de los agentes anabólicos es la de reemplazar o suplementar las hormonas naturales que son definidos y crear un estado más favorable para el crecimiento. Estos se recomiendan como terapia principal a coadyuvantes en casos tales como: agotamiento o debilidad, en estados de convalecencia y en aquellas condiciones que impliquen pérdida de peso. En tratamientos postquirúrgico y en casos de fracturas donde se encuentre retardada la formación del callo óseo. El médico veterinario y zoólogo, Wilman Roca, asegura que el uso de estos promotores de crecimiento son utilizados mayormente en época seca y en animales de terminación. Además, indica que deben ser aplicados siempre y cuando el animal cuente con otros alimentos más, nunca solo y manteniendo sus restricciones de uso, esto para evitar que el animal ya faenado cuente con residuos de estas sustancias al momento de su consumo.
Los promotores de crecimientos son de origen animal (hormonas como la progesterona, estrógeno y testosterona) y vegetal (proveniente de una variedad de hongo) y pueden ser aplicados de forma inyectable o a través de implantes en las orejas de animales adultos, no de animales en crecimiento ya que estos no necesitan de ayuda para su desarrollo. Los inyectables tienen duración de 45 días mientras que los implantes pueden durar de 90 a 120 días.
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