Según el famoso biólogo Richard Dawkins, a la luz de la evolución, “los peces son el mayor logro de los vertebrados modernos”. Lograron conquistar todo tipo de ambientes, desde las fuentes calientes hasta los lagos de altura. Prosperan en ríos ácidos como en aguas salinas y pantanos sulfurosos, donde ni un mamífero podría sobrevivir. Maestros en adaptación e innovadores, los peces representan la mitad de todas las especies de vertebrados conocidas en el reino animal, son 25.000 especies en el mundo. Con tal cantidad y tal variedad de formas y de tamaños, los peces tienen un rol primordial en varios niveles de la cadena alimenticia, en aguas dulces como en aguas marinas, y son un recurso muy importante para las poblaciones humanas desde tiempos remotos.
Nadie se podría imaginar que la tremenda diversidad de peces, la más importante está en las aguas dulces, no en las marinas.
Cubriendo el 75 por ciento del planeta, el mar y los océanos albergan a 12.000 especies de peces conocidas. Puestos en perspectiva, ríos y lagos de agua dulce, que ocupan menos de 1 por ciento del planeta, cuentan con 13.000 especies. La riqueza de las aguas dulces puede tener varias explicaciones. Probablemente, es tanta la diversidad de hábitat que el hecho que constituyen ambientes cerrados y aislados (a diferencia del mar abierto), que participaron en la aparición de muchas especies.
En este contexto, se tiene que mirar bien a Bolivia. Con sus numerosos ríos y lagos, con su diversidad de paisajes y su clima tropical, el país ocupa una posición privilegiada en el palmarés de los países más biodiversos del mundo. El territorio boliviano tiene una riqueza excepcional en peces: hasta la fecha se identificó más de 900 especies diferentes, lo que representa el 6 por ciento de todas las especies de agua dulce a nivel global. Esta posición, Bolivia se la debe, primero, por pertenecer a uno de los continentes más ricos. América del Sur cuenta con 4.000 especies de peces, cuando América del Norte inventariaría a 1.400 especies y Europa 350. Segundo, Bolivia localizada en el centro del continente, es la confluencia de grandes cuencas de Sudamérica: La cuenca Altiplánica, la del Amazonas y la del Plata.
Amazonia boliviana, paraíso de los peces
De las más de 900 especies de peces bolivianos, el 80 por ciento vive en la cuenca amazónica. Cabe precisar que la Amazonia es el lugar más biodiverso del mundo, y lo es especialmente en el caso de los peces. Se sabe que la Amazonia conoció durante varios millones de años una estabilidad de condiciones climáticas favorables y una gran diversidad de hábitats acuáticos, lo que, muy probablemente, contribuyó a altas tasas de especiación (formación de nuevas especies) y por otra parte, bajas tasas de extinción de especies.
La gran mayoría de peces amazónicos de Bolivia pertenece a cuatro grupos dominantes: carácidos (alrededor de 330 especies conocidas), bagres (alrededor de 310 especies conocidas), cíclidos (alrededor de 60 especies conocidas) y peces eléctricos (alrededor de 50 especies conocidas).
Una de las características generales de la fauna de peces amazónicos de Bolivia es la abundancia de las especies de tamaño muy pequeño (desde 20 hasta 40 milímetros), conocidos por los acuaristas, así como la abundancia de los muy grandes.
Dentro de este último grupo, podemos citar al predador Brachyplatystoma filamentosum, un pez gato gigante que puede medir hasta 3 metros y pesar hasta 140 kg; el frugívoro Colossoma macropomum (conocido como Pacú) que pesa hasta 30 kg; la anguila eléctrica Electrophorus electricus que mide hasta 1,8 metros y es capaz de producir una descarga eléctrica de hasta 650 voltios; o el predador Arapaima gigas (llamado paiche e introducido en Bolivia) que alcanza hasta 4 metros de largo y pesa hasta 200 kg. Se encuentran también una gran variedad de pirañas (como Serrasalmus spp., Pygocentrus nattereri), un grupo de peces conocido por su ferocidad.
En comparación con la mayoría de los ecosistemas fluviales de la Tierra, la cuenca amazónica boliviana y su fauna de peces siguen teniendo un buen estado general de conservación a pesar de un aumento sustancial de las amenazas potenciales, tales como la deforestación, la construcción de represas, la contaminación y la pesca excesiva. El cambio climático global podría reforzar aún más estas amenazas a nivel regional y poner en peligro la fauna de peces.
Thierry Oberdorff. Experto invitado, director de investigación del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD)
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