El alcalde del municipio de Charaña de la provincia Pacajes del departamento de La Paz, Vladimir Montes, informó que desde el mes de enero a la fecha murieron 10 mil llamas, a causa de la fuerte sequía que azota a las comunidades de esa región y deja sin alimento a los camélidos que perecen de inanición.
Según la autoridad edil, ese número representa el 10% de las 120 mil cabezas de ganado que existe en esa jurisdicción, por lo que se vieron obligados a llegar a la ciudad de La Paz, para pedir ayuda a las autoridades.
Dijo que necesitan con urgencia medicamento y forraje para los animales que se encuentran enfermos por la falta de alimento. Lamentó que la ayuda sea poca porque tanto la Gobernación paceña, como el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras aún deben evaluar la situación. Además que les piden cumplir ciertos requisitos para viabilizar la demanda.
“Nos dijeron que nos van a ayudar en la Gobernación, pero no sabemos cómo. Nos han pedido ciertos requisitos, nos han pedido la lista de las familias, el número de animales muertos. En el Ministerio (de Desarrollo Rural y) Tierras están evaluando, mientras tanto los animales siguen muriendo. Necesitamos con urgencia medicamentos y forraje”, declaró a la Agencia de Noticias Indígenas de Erbol.
Una comisión de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb) ingresó recientemente a Charaña y corroboró que en 20 comunidades, las llamas y aplacas se mueren de hambre. En tanto, los campesinos aymaras no saben qué hacer, ante la pérdida de su única fuente de supervivencia, pues en la zona no se produce ningún tipo de cultivo porque es infértil.
Montes recordó que esta crítica situación se da después de 20 años. Contó que cada día mueren dos camélidos de una tropa (ganado) de 100. Indicó que temen que la situación empeore en los siguientes meses.
“Cada dos día que pasa mueren dos llamas de cada tropa, se necesita urgente ayuda. Hemos hecho esa petición: medicamentos y forraje para salvar (la producción camélida); esto es el comienzo: octubre, noviembre y diciembre, son los meses críticos. No sabemos cuánto más morirán, la intensión es parar esa mortandad porque es la única forma de sustento de nuestras familias”, finalizó.
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