domingo, 28 de diciembre de 2014
La cría de búfalos se asoma como opción a la ganadería tradicional
El hato de búfalos en el país va en aumento pese a la falta de una política de aprovechamiento de su carne y la leche, que ofrecen más ventajas que las del ganado vacuno y representan una oportunidad para el desarrollo de la ganadería en áreas inundables.
Datos del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) dan cuenta de que hasta el 2013 en el país había 13.809 bubalinos, de los que el 60% (8.328) está en Santa Cruz, el 39% (5.364) en Beni y el 1% (117) en Cochabamba y La Paz.
En Bolivia hay cinco de las 16 razas de búfalos: murrah, mediterránea, carabao, jafarabadi y niliravi, que se caracterizan por ser animales de agua y de pantano, lo que los convierte en una excelente opción para promover la ganadería en áreas inundables. Sus orígenes están en la India, Europa y Filipinas, aunque los ejemplares que fueron introducidos al país, hace más de 30 años, provinieron de Brasil, Uruguay y Argentina.
En 2013 el número de estos animales se incrementó en 13% respecto a 2012, puesto que ese año el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF) contabilizó al menos 12.000.
El empresario ganadero Wálter Kuljis calcula que cada año esta especie se multiplica un 10%.
Atributos. El INIAF hizo un estudio sobre las bondades de la carne y la leche de bubalinos y concluyó que sus propiedades son más ventajosas que las de la res común. El técnico de esa entidad, Julio Galarza, explicó que la carne de estos animales tiene 11% más proteínas que la de vaca, 40% menos colesterol, 55% menos calorías y 11% más vitaminas, entre otros beneficios (Ver infografía).
Su leche es 40% más densa que la del vacuno, por lo que su rendimiento es mayor. Por ejemplo, de 10 litros de leche de res se obtiene 1 kilo de queso, cantidad que se logra con 6 o 7 litros de leche bubalina, que sirve para la elaboración de queso muzzarella (para pizzas), entre otros alimentos.
Galarza informó que en Santa Cruz se faenan un número indeterminado de estos rumiantes, cuya carne es entregada a los frigoríficos para la elaboración principalmente de embutidos.
A pesar de sus propiedades, durante estos 30 años, la crianza de búfalos no se ha expandido como la de los vacunos, afirmó el presidente de la Federación de Ganaderos de Santa Cruz (Fegasacruz), Fernando Menacho.
Tampoco hay una política para impulsar su desarrollo, agregó Galarza, quien consideró que ese aspecto debe ser promovido por el Gobierno. “Estamos estudiando al búfalo para elaborar manuales que le digan al productor por qué es una alternativa cuando hay inundaciones”, reveló.
Menacho indicó que en Santa Cruz existen experiencias privadas “muy aisladas” de crianza de estos animales, una actividad que no se ha desarrollado debido a que la producción responde a los requerimientos del mercado.
El presidente de la Asociación de Ganaderos de San Ignacio de Velasco (Santa Cruz), Mario Hugo Castedo, detalló, por su parte, que el sabor de la carne de búfalo es diferente, su color es más rojizo —con apariencia de no haber sido desangrada— y tiene menos grasa. “Si se oferta carne de búfalo y de res seguramente un gran porcentaje de la población se va a decidir por esta segunda”, sostuvo.
Sin embargo, Castedo consideró que la mayor limitante para la crianza de los bubalinos en ese departamento cruceño es que la especie necesita de mucha agua o lugares pantanosos, porque es un animal que no posee glándulas sudoríparas, por lo que puede fallecer por falta de ese líquido.
Cría. En Santa Cruz, precisó, las estaciones son muy marcadas, pues si bien hay una época de lluvias hay cuatro meses en los que no se tiene ninguna precipitación pluvial. Las regiones donde la actividad puede tener mayor éxito, subrayó, son Beni y Pando, porque en sus tierras hay pasturas con alta concentración de agua y pantanos.
Este año, solo en Beni se registró la pérdida de medio millón de reses producto de las lluvias.
Debido a que los búfalos viven en zonas de barro y agua turbia son más resistentes a plagas, parásitos y enfermedades, agregó Galarza. “A un ternero de res recién nacido hay que desparasitarlo, vacunarlo y tratarlo, debe tener un cuidado mucho más estricto; en el caso del búfalo, cae al piso y su madre lo cuida. Nada más”.
Asimismo, estos animales no son selectivos en su comida. Consumen forrajes de baja calidad, como por ejemplo la paja. Por la rusticidad en su crianza, los costos de producción en cuanto a su manejo se abaratan, en un 50% con relación a otras especies, de acuerdo con el técnico del INIAF.
Entre otras ventajas está que su natalidad es alta (98%), la hembra se preña más rápido y alumbra una vez por año. “El búfalo puede ser una opción” para los ganaderos, enfatizó Galarza.
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