miércoles, 12 de julio de 2017
Con nuevos métodos, comunarios mejoran cría de ganado camélido
Son tierras aptas para la crianza de ganado camélido, actividad ancestral de los comunarios. En los últimos años y gracias al asesoramiento técnico, cientos de familias aprovechan más los frutos de su trabajo y mejoran su calidad de vida.
San Andrés de Machaca es un municipio de la provincia Ingavi de La Paz, ubicado cerca de la frontera con Perú a 3.900 m.s.n.m. Tiene unos 10.000 habitantes en 56 comunidades, y el jueves 22 de junio cientos se dieron cita en la denominada “Feria productiva ganadera” —organizada por la Alcaldía y el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (Cipca)— para mostrar los resultados de años de trabajo.
“Ya llevo dos años en el proyecto apoyando la producción primaria; de inicio trabajamos en fortalecimiento con capacitación a las familias productoras en la crianza de camélidos, desde el cuidado de praderas nativas, pasando por el mejoramiento genético y, finalmente, la transformación”, es decir, la obtención de derivados con valor agregado, explicó Luis Mamani, ingeniero agrónomo técnico capacitador del Cipca.
Este proceso benefició al menos a 150 familias que aprendieron nuevas técnicas durante tres años. Por ejemplo, cita Mamani, la Asociación de Productores de Derivados de Carne Camélida” (Prodeca) fue parte del fortalecimiento y recibió equipamiento para la transformación de la mercadería destinada al mercado.
En principio, Cipca eligió a un grupo de promotores a los que llevó a la Unidad Académica Campesina de la Universidad Católica Boliviana San Pablo, dependiente de la carrera de Medicina, Veterinaria y Zootecnia, para formarlos en mejoramiento genético a través de inseminación artificial con la idea de que ellos apliquen y repliquen sus nuevos conocimientos en sus comunidades.
Y es que, a pesar de que San Andrés de Machaca tiene unas 20.000 cabezas de ganado camélido, las llamas experimentan elevados índices de mortalidad y se reproducen lentamente.
“Si queremos transformar productos en poco tiempo tenemos que incrementar la población, ése es el objetivo del mejoramiento genético. Muchos jóvenes migran porque no hay ingresos económicos, pero con esto los incentivamos para que se queden y ellos mismos fomenten la producción camélida”, afirmó Mamani.
Uno de los casos de éxito y de mayor data es el de la Asociación Integral de Producción Camélida de la comunidad Rosapata-Erbenkalla. Durante la feria mostraron los resultados de años de labor en la producción de embutidos y charque de llama.
“Trabajamos hace cuatro años con la producción de chorizos y charque y buscamos ferias para venderlos”, dijo Isaac Quenta, quien instaló un puesto de venta de sándwiches de chorizo y los comercializó con éxito en la jornada ferial en la plaza principal.
“Con este evento se quiere fomentar la productividad del municipio de San Andrés de Machaca, toda la cadena productiva, no solo la carne para charque y embutidos, sino la lana en la artesanía y el cuero en accesorios. Ellos están ansiosos de seguir fortaleciéndose”, indicó Mamani.
Según datos del Cipca, la capacitación para reprodución de llamas —posible solo una vez al año— ya dio resultados. “Hay familias que han manejado las praderas nativas con cercos, tenían 100 llamas y han hecho el doble y replicaron su experiencia en otros municipios”, sostuvo el agrónomo.
No obstante, aún persisten problemas como la falta de un matadero. Pobladores que tienen ganado en la zona acostumbran criar al camélido hasta los dos años y lo venden vivo, de modo que los intermediarios y compradores que faenan el animal y venden su carne ganan más y mejor.
El objetivo es que los productores hagan negocios juntos y que puedan obtener mayores réditos. “Acá hay dos tipos de llama: la k’ara para consumo y la t’ampulli que tiene lana apta para la artesanía”, precisó el técnico capacitador.
Vocación. Según el alcalde Pascual Alanoca, los camélidos “son fuente primordial de trabajo en el municipio de San Andrés de Machaca. Se estima que por lo menos unas 4.000 personas están y dependen de este rubro de la ganadería”. El burgomaestre calificó la feria —la décima de su tipo— de positiva, aunque admitió la difícil convocatoria. “El municipio es muy disperso por eso no pueden llegar todos los productores, para esta versión arribaron a partir de las tres y cuatro de la mañana desde la frontera con Perú”.
Adelia Mamani, productora de la Asociación de Artesanos de la Comunidad Originaria Antaquirani, contó que junto con otras mujeres elaboran frazadas, chalinas, mantillas y chompas desde 2011. “Un proyecto nos capacitó en técnicas para tejer en telar, la venta ayuda a ganar dinero para vivir”.Un asunto de vital importancia que Cipca advirtió es la necesidad de trabajar en la recuperación de praderas, ya que por efecto del cambio climático las fuentes de agua se reducen cada vez más. “Año que pasa, las praderas se achican, o sea el área del pasto, y por ende afecta a la producción, si no hay pasto el productor tiene que reducir su hato ganadero vendiéndolo”, alertó Mamani.
Llegar a los supermercados con charque es un objetivo
Jorge Castel
La Asociación de Productores de Carne Camélida (Prodeca), del municipio paceño de San Andrés de Machaca, busca el registro del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) para poder vender charque en los supermercados.
“Aún estamos sin licencia del Senasag, solo tenemos una del Servicio Departamental de Salud (Sedes), por tanto no podemos entrar a los supermercados, ése es nuestro afán”, lamentó Erasmo Mamani, presidente de Prodeca de la comunidad Jerusalén.
“Somos parte del proyecto de Apoyo a la Valorización de la Economía Campesina de Camélidos (Vale), del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras. Sufrimos por la falta de mercado, no podemos coger uno fijo porque la carne de llama aún no es muy conocida, falta socializar, la gente no entra a ese ritmo y no consume”, se quejó.
Para que su registro en Senasag se haga realidad, los productores necesitan un espacio propio para montar su empresa y maquinaria, ya que por ahora utilizan un ambiente comunal acondicionado. “Debemos salir y tener las condiciones, ésa es nuestra meta”.
Los productos de Prodeca, como el charque crocante, picante y precocido se comercializan en mercados que no son fijos. Los socios buscan ferias en el altiplano y en instituciones de La Paz para distribuirlos; los chorizos tienen demanda en las comunidades del San Andrés de Machaca
“Queremos ser una miniempresa y luego una gran empresa, pero nadie quiere financiar. Necesitamos un millón de bolivianos, pero podríamos arrancar con una cuarta parte. El dinero sería para infraestructura, manejo, capacitaciones, mercadeo, transporte; sería un complejo”, adelantó.
Al momento, los socios cuentan con equipos elementales como un horno para elaborar charque, una embutidora eléctrica, moledora y cortadora, que lograron con financiamiento de Vale y el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (Cipca). “Cipca nos ayudó con la capacitación y nos quiere cooperar porque sabe que necesitamos expandirnos, nos dieron un horno y una secadora con panel solar para dar trabajo en el lugar, valuados en Bs 100.000”.En cuanto a precios, el kilo de chorizos está a Bs 35; el paquete de charque de 100 gr a Bs 20; de 200 gr a Bs 35 y el kilo a Bs 150.
El 2018 será el año de los camélidos
Jorge Castel
El Comité de Agricultura de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) aprobó en octubre de 2016 la propuesta de Bolivia de declarar a 2018 Año Internacional de los Camélidos.
El objetivo de la declaratoria —como en su momento fue la de la quinua— es fomentar la producción y el consumo de la carne de camélido, según el ministro de Desarrollo Rural y Tierras, César Cocarico, quien participó de la vigésimo quinta reunión del Comité de Agricultura de la FAO. “Los camélidos son una gran fuente de carne, leche y fibra con cualidades terapéuticas y curativas, además de un vehículo de transporte, entre otros beneficios, por ello se los considera un soporte de subsistencia para muchas comunidades en más de 90 países de tres continentes”, remarcó la autoridad.
Según información de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, en 2006 Bolivia contaba con el 90% de las llamas del mundo. Datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) a 2012 establecieron que la población de llamas en el país es de 2.738.936 cabezas de las cuales 1.020.639 están en Oruro (37%), departamento en el que destacan los productores de Sajama y Turco.
Existen siete familias de camélidos: llamas, alpacas, vicuñas, guanacos, dromedarios y camellos domésticos y silvestres.
La Ley 3157, del 25 de agosto de 2005, declaró a la provincia Sajama de Oruro y sus municipios, Turco y Curahuara de Carangas, Capitales Bolivianas de la Ganadería Camélida Sudamericana, priorizando su desarrollo.
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