lunes, 18 de abril de 2016

La cría de cuises es una buena opción para vivir



Elizabeth Flores dejó la agricultura para dedicarse a la crianza de cuises porque se dio cuenta de que con la venta de estos animalitos podía tener más ingresos. Hoy, toda su familia se dedica a esta actividad, que se ha convertido en la única fuente de ingresos de su hogar.

La emprendedora, cuyo esposo dejó de ser albañil para dedicarse solo a los cuises, afirma que vende salud, porque la carne de este animal es más rica y nutritiva.

Esta labor es replicada por sus vecinos, quienes también apuestan por la cría y comercialización de este roedor para el sustento familiar. Según Ayuda en Acción, la carne del cuis, conocida en otros países como “carne ecológica”, tiene 21% de proteína y 0,8% grasa, mientras que la de llama posee 24% de proteína y 0,5% de grasa.

La granja de Flores está situada en el distrito 6 del municipio de Sucre. Allí, ella aplica también los conocimientos que adquirió en Perú, donde aprendió modernas técnicas para faenar y quitar el pelaje de estos animales. El emprendimiento es parte de un proyecto de Ayuda en Acción, que busca diversificar la producción y consumo de alimentos de las familias de agricultores a través de la implementación de huertos familiares y recuperación de especies nativas. La ONG informó que en los distritos 6 y 7 de Sucre existen unas 30 familias agrupadas en dos asociaciones que crían más de 6.000 cuises por año.

En la cadena del ají están 5 sociedades

El ají al igual que el amaranto es otro de los productos “estrella” de Chuquisaca, por lo que unos 650 productores de este alimento en los municipios de Alcalá, Padilla, Monteagudo, Azurduy y El Villar se organizaron en cinco asociaciones para vender en Sucre y el resto del país los 1.200 kilos que producen de este fruto por mes.

Estas asociaciones, muchas de las cuales fueron fortalecidas por Ayuda en Acción, participan en la producción, acopio, transformación y comercialización del ají, alimento considerado estratégico en Chuquisaca debido a su calidad y a su sabor dulce.

En el departamento existen muchas variedades, entre las que destacan el rojo, el amarillo, el “asta de toro”, el “asta de buey” y el “chicotillo”, que se venden enteros o en polvo. En ese marco, la Universidad San Francisco Xavier está trabajando en la estabilización de una nueva variedad propia de ají denominada “chicotillo dulce”.

Según la ONG, el rendimiento promedio de este condimento es de 150 arrobas por hectárea.


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