“Bolivia es un pobre durmiendo sobre una mina de oro” o, mejor dicho, sobre ingentes recursos naturales. Nuestra riqueza piscícola es un claro ejemplo de ello, puesto que el país es uno de los más ricos del mundo en cuanto a diversidad de especies de peces. La Colección Boliviana de Fauna de la UMSA tiene un registro con más de 635 especies de peces en el país y, ciertamente, aún existen cientos más por descubrir y clasificar.
El país cuenta con tres cuencas o sistemas de ríos y lagos principales: la cuenca del Amazonas, la cuenca del Altiplano y la cuenca del Plata. La cuenca del Amazonas abarca más de 2/3 del territorio boliviano y buena parte de los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando, La Paz y Cochabamba; actualmente produce más del 45% de la producción nacional de pescado, principalmente surubí, pacú, chunquina, paiche, blanquillo, piraña y bagre; y otras 10 ó 20 especies adicionales en mucha menor proporción. El resto de las especies se encuentran prácticamente inexplotadas. Se estima que la cuenca del Amazonas boliviano tiene un potencial de pesca de más de 100 mil toneladas por año, sin embargo, depredar así este recurso sería un verdadero crimen. El verdadero potencial se encuentra en la cría de peces y en el turismo combinado con la pesca recreacional y controlada.
La cuenca del Altiplano está compuesta, principalmente, por el lago Titicaca y el río Desaguadero en el departamento de La Paz, puesto que el lago Poopó de Oruro se ha secado y contaminado hasta prácticamente su aniquilación. Actualmente, el lago Titicaca aporta aproximadamente el 50% de la producción nacional, principalmente trucha, pejerrey, ispi y carache. La cuenca del Plata está compuesta por tres ríos, el principal es el Pilcomayo que atraviesa el departamento de Tarija. Se estima que aporta el 4% de la producción nacional; sin embargo, a principios de la década de los 80 aportaba con el 84%. Esta disminución se debe principalmente a la contaminación, a represas en la Argentina y a la sobreexplotación. Pese a esto, aún quedan sábalos, surubíes, dorados y bagres que tristemente aun siguen siendo sobreexplotados.
Bolivia tiene uno de los consumos de pescado per cápita más bajos del continente: unos 3 kg por año, cuando lo recomendado por la OMS es de 12 kg anuales. Además, el país importa el 60% del pescado que consume. Indudablemente, las soluciones están al alcance de la mano. Por supuesto, se requiere de mucho esfuerzo y dedicación, además de establecer la normativa y la organización adecuada entre la libre empresa: pequeña (desde un pescador), mediana y grande, los pueblos indígenas y los gobiernos en todas sus instancias y con todas sus instituciones, para que se realice una pesca y, sobretodo, una cría de peces ecológica, sostenible y lucrativa para todos los bolivianos y bolivianas.
Posiblemente, el mayor desafío se encuentra en limpiar y descontaminar la mayoría de los ríos y lagos del país, puesto que fuera de las áreas protegidas, la contaminación ha llegado a niveles alarmantes y nocivos para la vida silvestre y, por supuesto, para el ser humano. Por otra parte, la demanda de alimentos a nivel mundial está creciendo a ritmos alarmantes, por lo que si se trabaja con inteligencia, el mercado e importantes réditos económicos y alimenticios están asegurados.
*Licenciado en Administración de Organizaciones, Gerente General de la Editorial Riquezas SRL www.editorialriquezas.com o www.boliviaagropecuaria.com
Co-Autor de la Enciclopedia Bolivia Agropecuaria y de los 7 libros de la Colección “Bolivia Agropecuaria.
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