jueves, 8 de enero de 2015
Crean una web de citas para vacas de Francia
“Rubio”, “musculoso” y “de buena familia”: cliqueando un par de veces en internet, Sylvain Frobert, criador francés de vacas lecheras, halló un pretendiente para Anita, Henriette o Désirée; se trata de Bariton, un toro de raza charolais y un semental perfecto.
Lanzada en octubre, la plataforma trouverlebontaureau.com se parece a cualquier sitio de encuentros.
Después de colgar en este motor de búsqueda el perfil de su vaca (raza, edad...) y los criterios a partir de los cuales desea mejorar su rebaño (leche, crecimiento, desarrollo muscular, partos), el ganadero accede a una decena de fotos de toros corpulentos y vigorosos.
Además, todos ellos con un árbol genealógico que se remonta a cinco generaciones y datos estadísticos rigurosamente establecidos, que harían palidecer de envidia a sus congéneres.
Cyrano luce una “morfología capaz de cortar la respiración”; César combina “armonía y fineza”; también figura un frecuentador de los podios en exposiciones ganaderas, se trata de Arlequín, un ejemplar de Aquitania “con elegancia parisina”, en tanto Esa, un “limousin”, promete satisfacer las necesidades “amorosas de muchas vacas”.
“Antes, teníamos que contentarnos con un catálogo en soporte papel. El sitio es mucho más práctico y actualizado regularmente. Incluso se puede comentar y compartir una elección en Facebook”, se congratula Frobert, quien cuenta con una tropilla de 160 vacas.
La web es útil para este agricultor 2.0, quien también compra y vende herramientas y maquinaria a través de otros dos portales.
Ocho razas diferentes, entre las cuales dos de ellas por cruce, son propuestas en el sitio, concebido por la empresa de selección especializada en la genética de las blondas de Aquitania, Midatest. Otras empresas del sector, como Charolais Univers, cuelgan en línea su propia selección de toros para inseminación artificial.
Porque el amorío entre Bariton y Désirée será solamente virtual. Una vez decidida su elección, Frobert se dirigirá a su cooperativa regional para encargar el apreciado semen del “guapetón”, vendido en pajillas estampilladas con un código de barras, que contiene la trazabilidad del animal.
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