lunes, 30 de noviembre de 2015

Un emprendimiento piscícola promueve el consumo de pacú



En Chaupi Molino, Distrito Municipal 7, trabajan con un sistema integrado. Las lagunas con peces quedan en la parte superior del terreno; cuentan con tres fosas de una extensión de 100 metros y tres de alto. Más abajo está el sector agrícola, donde se producen 16 variedades de hortalizas, entre alcachofas y brócolis, además de 5.000 rosas y crisantemos.

Un emprendimiento piscícola realizado en Chaupi Molino, del Distrito 7 del municipio de Sucre, pretende acostumbrar el paladar de los chuquisaqueños al consumo de pacú. Se trata de una iniciativa privada de la familia Pacheco, que desde hace 20 años vive y es parte activa de aquella comunidad.

Este trabajo se remonta al año 2012. Con la perspectiva de una mayor apertura del mercado local, actualmente tienen la capacidad de producir entre 1.000 y 2.000 pescados cada mes.

“Como Sucre es un mercado muy tradicional, no nos fue bien con la variedad de carpas que teníamos; entonces, dejamos de criar esta especie”, dice uno de sus responsables.

La carne de pacú destaca por su exquisitez. Se caracteriza por su delicado sabor y por no tener espinas; al no ser una carne de consumo masivo, corresponde a un mercado selectivo.

Pero la idea de estos emprendedores es introducirla con fuerza en los mercados de la ciudad y acostumbrar su consumo al paladar de los sucrenses.
Toda forma de preparado de los pescados se adecua a esta carne blanca: al horno, a la plancha, en la parrilla, frito, en escabeche, etc. El pacú se vende a Bs 45 el kilo. Cada pescado pesa entre 600 gramos y un kilo y medio.

La familia productora del pacú comercializa este producto en el Mercado Central, en el Supermercado SAS y en una tienda de producción verde del proyecto PROAGRIF, que trabaja con agricultura ecosostenible, ubicada en la calle Emilio Mendizábal, entre México y Panamá (Barrio Petrolero).
Sistema integrado

En Chaupi Molino trabajan con un sistema integrado. Las lagunas con peces quedan en la parte superior del terreno; cuentan con tres fosas de una extensión de 100 metros y tres de alto. Más abajo está el sector agrícola, donde se producen 16 variedades de hortalizas, entre alcachofas y brócolis, además de 5.000 rosas y crisantemos.

En este emprendimiento familiar solo trabajan dos personas, pues resulta difícil conseguir mano de obra calificada; la mayoría de los jóvenes de la comunidad migraron al Chapare, según cuenta a CAPITALES una de las propietarias.

Debido a esa carencia prácticamente todo el trabajo es tecnificado. En esta temporada luchan contra las inclemencias del tiempo: granizadas e inundaciones que provocaron la pérdida de unos 2.000 peces. Con toda la comunidad bloquearon la Alcaldía de Sucre para exigir el envío de maquinaria pesada con la que puedan despejan el lugar.

Beneficios de la tecnología
Tomando en cuenta el terreno, la maquinaria y la tecnología aplicada, en este emprendimiento se invirtieron bastantes recursos económicos.

Los propietarios aseguran trabajar de manera intensiva. Por ejemplo, mientras otros productores sacan la misma especie de pescado con un peso de 300 gramos en 10 meses, ellos en cinco meses logran piezas de un kilo; esto por el manejo tecnificado, con el que controlan el PH del agua, la oxigenación y otras condiciones para la buena cría.

“Tenemos controlados todos los factores y variables para la producción; no criamos peces con agua de río, sino de pozo. Tenemos cuatro pozos que bombeamos con energía eléctrica, que es carísima, para que la producción sea óptima, limpia y de buena calidad”, dice una de las propietarias.


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