jueves, 23 de agosto de 2012

Érika Cuéllar Es doctora de la Universidad de Oxford y ha recibido el premio Rolex por su trabajo de conservación del guanaco



El nombre de Érika Cuéllar Soto (40) apareció en los medios bolivianos en junio: la cruceña es una de las cinco ganadoras del Premio Rolex a la Iniciativa. ¿El mérito? Su trabajo por la conservación del guanaco, un camélido en peligro crítico en Bolivia. Concretamente, por formar a guaraníes en el Chaco boliviano en 2008, para evitar la desaparición del animal en la zona.

Érika estudió biología en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. Continuó su formación en el Reino Unido: primero, entre 1998 y 1999, en Kent, donde hizo una maestría, y desde 2005 y hasta hace unos días, en Oxford, donde obtuvo el doctorado. Durante este último tiempo dividió su vida entre Bolivia e Inglaterra. Ahora, regresa al país sin saber a ciencia cierta si podrá trabajar en el medio; “pero aún conservo la esperanza de encontrar un trabajo que me permita desarrollar mi carrera y contribuir con lo que he aprendido en estos años de academia y experiencia”.

Está convencida de que en Bolivia, como en otros países latinoamericanos, hay un gran potencial natural y humano, sólo que está desaprovechado. “Me gustaría que la gente local, que conoce tanto sobre la naturaleza, porque ha nacido y vivido en ella, dejara de ser simplemente mano de obra barata”. Por ello, anuncia que va a convertir los 85.000 euros (unos 115.000 dólares americanos) del premio en becas para jóvenes comunarios del Chaco boliviano y paraguayo, de manera que junto con los argentinos, ellos velen por el guanaco.

De sus años en suelo inglés se queda con algunos aspectos, como el carácter respetuoso de la gente o los museos: “Son fascinantes y casi todos tienen entrada libre”. No olvida el constante sentimiento de nostalgia que le provocaba la lejanía de sus seres queridos.“¡Algunas veces me hubiese encantado comer una salteña un domingo en la mañana!”

En sus ratos libres, le gusta dedicarse a cuidar el jardín o diseñar prendas de vestir, además de leer.

De niña, su sueño era convertirse en médico y formar parte de una organización como Médicos Sin Fronteras, para darle a la gente “algo que mejore sus vidas aplicando el conocimiento académico”. Ahora, hará lo mismo pero no curando, sino formando a personas para que puedan vivir de su entorno, respetándolo l

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