Los productores de 30 municipios mejoran sus ingresos en más de 600% gracias a la crianza de llamas, a la transformación de la fibra y a su carne, que hoy es comercializada en forma de embutidos y charque en el mercado interno; también se manufacturan prendas de vestir, marroquinería y se prevé su próxima venta al exterior.
El resultado fue alcanzado gracias al proyecto “Manejo integral y sostenible de llamas” (Mis Llamas) impulsado por PCI Bolivia, una organización no gubernamental que trabaja en el país desde hace 31 años.
La iniciativa, que se desarrolló desde 2003, tenía el objetivo de generar ingresos adicionales y empleo para las familias dedicadas a la crianza de llamas en los municipios de La Paz, Oruro, Potosí y Cochabamba, que están por encima de los 3.000 metros de altitud, y donde hay una presencia importante de estos animales, explicó el coordinador del proyecto, Javier Delgado.
Las comunidades tenían elevados niveles de pobreza. Por los escasos ingresos generados con sus actividades agropecuarias se veían obligadas a emigrar.
El diagnostico mostró un manejo rústico, precario y poco eficiente de los camélidos, debido a los limitados servicios zoosanitarios, la escasa infraestructura productiva y los insuficientes servicios de asistencia técnica, lo cual daba lugar a una considerable morbimortalidad de los animales.
Para superar estas deficiencias y mejorar los ingresos de las familias, el proyecto se enfocó en tres fases: la primera, destinada a que los productores mejoren la crianza; la segunda, a la transformación y venta de productos derivados con valor agregado; y la tercera, a consolidar mercados y la integración de la cadena productiva.
El proyecto brindó asistencia técnica, insumos veterinarios, mejoramiento genético, registro e historial de los animales, y se dotó de equipos básicos en los centros de transformación.
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