Los “incipientes” estudios que hay en el país sobre las abejas motivó al Instituto Apícola Boliviano a reclutar gente que esté apasionada por esos insectos para investigarlos.
El Instituto Apícola Boliviano está en busca de personas con las que, entre otras cosas, armará la primera colección de mieles y abejas de Bolivia, además clasificará el polen, de acuerdo con información de su director Rodrigo Velarde.
A pesar de que esta área de estudio es, de por sí, apasionante para cualquiera, hay un perfil que deben cumplir los interesados en investigar para la institución estatal. Preferentemente, deben ser estudiantes de Biología que quieran hacer su tesis de grado sobre este tema o profesionales de posgrado que tengan conocimientos en zootecnia, reproducción asistida o ramas afines.
“Necesitamos recursos humanos que estén interesados en aprender, que tengan pasión por los insectos sociales (los que proporcionan alimento y tienen un alto impacto en los ecosistemas naturales, agrícolas y urbanos) y que quieran participar del proyecto a largo término”, remarcó Velarde.
No descartó que, a medida que transcurra la investigación, se gestione el envío de la gente al exterior, con el objetivo de que retornen con conocimientos para el instituto.
A su criterio, se tiene que fortalecer a las instituciones académicas que hacen investigación, ya que el conocimiento es un capital y una inversión que permite crear soluciones. “(En el Instituto Apícola Boliviano) comenzaremos a desarrollar la ciencia de las abejas en Bolivia”.
TEMAS Otro ámbito que se estudiará en esa entidad estatal, que está ubicada en Samuzabety, a 37 kilómetros de Villa Tunari (trópico de Cochabamba), es el de sanidad apícola.
Se proyecta proteger a las abejas de las enfermedades y plagas mediante la generación de fórmulas, aceites o esencias que usen esos insectos.
Asimismo, el personal quiere recuperar el manejo de las especies de abejas nativas (bolivianas) que, en su mayoría, no tienen aguijón.
CENTRO El epicentro de investigación del país, y donde deberá desarrollar sus estudios la gente interesada, es Samuzabety (Villa Tunari), donde el Estado inauguró una empresa apícola en 2015.
La parte productiva, dentro la planta, actualmente, marcha “viento en popa”. Desde el primer año que entró en funcionamiento se genera aproximadamente 125 toneladas de miel, además de 5.500 láminas de cera estampada, 75 kilogramos de polen y propóleo.
Mientras, la parte investigativa está en proceso. Velarde indicó que se están gestando los proyectos, pero ponerlos en marcha dependerá, en gran medida, del éxito del reclutamiento de interesados en el tema.
EXPOSICIÓN La población pudo aprender sobre los insectos sociales en el marco de la primera versión de la Feria de la Miel y la Quinua, que contó con la presencia del Servicio de Desarrollo de las Empresas Públicas Productivas (SEDEM), con la empresa Promiel.
El personal de Promiel introdujo un panal en una caja de cristal, con el objetivo de que la población observe el proceso productivo de miel. Asimismo, mostró a la reina del panal, el insecto más grande entre todos, que tenía una mancha blanquecina entre las alas. Los investigadores le pusieron esa insignia para determinar su longevidad.
Provisión
La empresa estatal Promiel provee su producto al Subsidio Materno Infantil y al Seguro Universal, para las madres gestantes y en etapa de lactancia.
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