La emergencia que vive la provincia O’Connor por la prolongada e intensa sequía, está a punto de convertirse en un desastre, agravado por el incumplimiento de las autoridades responsables (o irresponsables) de atender esta situación.
Walter Ferrufino, presidente de la Asociación de Ganaderos de O’Connor comentó ayer que la situación de su sector, y la de toda la población entreriana está ya enfrentando grandes pérdidas, que parecen no conmover a las autoridades, puesto que ni siquiera cumplieron lo que se había comprometido el año pasado, a raíz de la sequía de entonces, que está ahora resultando menos aguda que la de este año.
“De los 16 millones de bolivianos que ofrecieron entonces –dijo Ferrufijo- solamente vimos, por un tiempo, 3 cisternas, que en marzo pasado se las volvieron a llevar, alegando que necesitan mantenimiento y están en Tarija, con un cálculo de mantenimiento de 47.000 bolivianos, que el municipio de Entre Ríos no puede pagar.”
La sequía, según Ferrufino, se ha ensañado especialmente en los cantones Suaruru, Tarupayo, Ipaguazu y Chimeo, además de tola la zona oeste de O’Connor.
Pero, además de quejarse y de anunciar que están dispuestos a asumir medidas de presión enérgicas en defensa legítima de sus más elementales derechos y necesidades, los entrerianos están tabajando, con los pocos recursos que cuentan en la subprefectura, coordinador por el Centro de Operaciones de emergencia (COE), que alquila cisternas y moto niveladora, para al menos mitigar parcialmente los efectos de la sequía.
De las 75.000 cabezas de ganado bovino que tiene la zona, por lo menos 35.000 están en serio peligro por la inexistencia de forrajes y agua. El año pasado las pérdidas por el mismo motivo fueron superiores al 15% del ganado censado y este año podrían empeorar.
Walter Ferrufino, presidente de la Asociación de Ganaderos de O’Connor comentó ayer que la situación de su sector, y la de toda la población entreriana está ya enfrentando grandes pérdidas, que parecen no conmover a las autoridades, puesto que ni siquiera cumplieron lo que se había comprometido el año pasado, a raíz de la sequía de entonces, que está ahora resultando menos aguda que la de este año.
“De los 16 millones de bolivianos que ofrecieron entonces –dijo Ferrufijo- solamente vimos, por un tiempo, 3 cisternas, que en marzo pasado se las volvieron a llevar, alegando que necesitan mantenimiento y están en Tarija, con un cálculo de mantenimiento de 47.000 bolivianos, que el municipio de Entre Ríos no puede pagar.”
La sequía, según Ferrufino, se ha ensañado especialmente en los cantones Suaruru, Tarupayo, Ipaguazu y Chimeo, además de tola la zona oeste de O’Connor.
Pero, además de quejarse y de anunciar que están dispuestos a asumir medidas de presión enérgicas en defensa legítima de sus más elementales derechos y necesidades, los entrerianos están tabajando, con los pocos recursos que cuentan en la subprefectura, coordinador por el Centro de Operaciones de emergencia (COE), que alquila cisternas y moto niveladora, para al menos mitigar parcialmente los efectos de la sequía.
De las 75.000 cabezas de ganado bovino que tiene la zona, por lo menos 35.000 están en serio peligro por la inexistencia de forrajes y agua. El año pasado las pérdidas por el mismo motivo fueron superiores al 15% del ganado censado y este año podrían empeorar.
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