Las comunidades que viven del tejido de la alpaca están lejos de cualquier centro financiero, pero saben de qué se trata la crisis: desde el 2008 cayó el precio de su producto y ahora esperan que se recupere lo antes posible.
"Ha bajado casi a la mitad el precio de la libra de lana de alpaca y de llama", aseguró María Choque en el poblado de Sajama, situado al pie del nevado del mismo nombre.
Doña María es la mayor acopiadora de lana de llama y alpaca de esa comarca, que compra la libra "a 7 ó 9 bolivianos", cuando hace dos años se pagaba más de 16.
En Sajama, la producción de lana de camélidos se mantiene como una práctica que se transmite de generación en generación.
"Llevamos la lana a La Paz donde la entregamos a mayoristas, ganando tres bolivianos por libra para que fabriquen chompas y ponchos", precisó doña María.
Aunque la lana de alpaca es mucho más apreciada que la de llama, doña María dice que allí se negocian con poca diferencia de precio y que éste más bien es determinado por otros factores como el color.
Pablo Olivares dice que cuando el precio baja hacen lo mismo que cuando el precio está alto. “Sobrevivimos".
Según el Instituto Nacional de Estadística, la ganancia anual es de 300 dólares por familia en una actividad que se constituye en la principal actividad para una población aproximada de un millón y medio de aymaras del altiplano.
"Ha bajado casi a la mitad el precio de la libra de lana de alpaca y de llama", aseguró María Choque en el poblado de Sajama, situado al pie del nevado del mismo nombre.
Doña María es la mayor acopiadora de lana de llama y alpaca de esa comarca, que compra la libra "a 7 ó 9 bolivianos", cuando hace dos años se pagaba más de 16.
En Sajama, la producción de lana de camélidos se mantiene como una práctica que se transmite de generación en generación.
"Llevamos la lana a La Paz donde la entregamos a mayoristas, ganando tres bolivianos por libra para que fabriquen chompas y ponchos", precisó doña María.
Aunque la lana de alpaca es mucho más apreciada que la de llama, doña María dice que allí se negocian con poca diferencia de precio y que éste más bien es determinado por otros factores como el color.
Pablo Olivares dice que cuando el precio baja hacen lo mismo que cuando el precio está alto. “Sobrevivimos".
Según el Instituto Nacional de Estadística, la ganancia anual es de 300 dólares por familia en una actividad que se constituye en la principal actividad para una población aproximada de un millón y medio de aymaras del altiplano.
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