Desde 2012 las sequías y las heladas han sido implacables con Pelechuco, poblado altiplánico que se encuentra en la provincia Franz Tamayo del departamento de La Paz, 200 kilómetros al noroeste de la sede de Gobierno. Los reportes de Protección Animal Mundial indican que entre 2012 y 2014 más de 10 mil animales murieron debido a estos fenómenos naturales producto del cambio climático.
Los datos son más alarmantes cuando se considera que los pobladores de Pelechuco, al igual que las comunidades de la provincia Franz Tamayo, tienen como principal fuente de subsistencia la cría de estos camélidos y la venta de su lana.
Sin embargo, en 2013 Protección Animal Internacional, junto a la cooperación con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en Bolivia (FAO-Bolivia) y el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, decidió intervenir en este problema mediante un proyecto piloto para mejorar la supervivencia de las alpacas y así mejorar la economía de las familias que se dedican a la cría de estos animales.
El proyecto, ejecutado en la comarca de Ulla Ulla, se caracterizó por las sencillez de su intervención y la participación de los pobladores. Es que para salvar a las alpacas del lugar se realizaron sólo tres acciones: la construcción de refugios para los animales, la excavación de pozos artesanales con bomba a pedal y la implementación de un invernadero subterráneo (wallin) donde se comenzó a producir pastos ricos en nutrientes para la especie camélida.
La plaza principal de Pelechuco, en la provincia Franz Tamayo de La Paz.
Refugios y pozos
Ulla Ulla, de Pelechuco, se encuentra entre los parques nacionales de Apolobamba y Madidi. Está ubicada a 2.700 metros sobre el nivel del mar y donde las temperaturas oscilan entre los 4,5 y 17 grados centígrados, pero en los últimos años las heladas han sido cada vez más intensas y han castigado con fuerza a los animales y a las plantaciones. Ante esas condiciones, Protección Animal Internacional inició, junto a los pobladores, la construcción de refugios para las alpacas.
Estos refugios, diseñados por la FAO-Bolivia, fueron construidos con tepes (ladrillo de barro, piedra y paja) y techados con paja tejida por los pobladores.
En total se construyeron 70 abrigos con sus respectivos corrales para proteger a los camélidos, sobre todo a las hembras en estado de gravidez (preñadas) y a sus crías, "hasta el destete”, se lee en el reporte de Protección Animal Internacional.
"Los refugios y sus corrales proveen un ambiente con una temperatura interna de seis grados por encima de la temperatura externa. Además de proporcionar una barrera contra el viento, frío y el calor, representan una seguridad ante los depredadores que rondan por el lugar. El refugio también se convierte en un espacio adecuado para que los dueños trabajen en las labores del proceso de colectar fibra”.
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Los pobladores construyeron refugios para sus animales.
Desde 2014, estos cobijos disminuyeron hasta un 20% la mortalidad en alpacas jóvenes y hembras preñadas. 70 familias lograron construir los refugios y más de 7.000 animales fueron salvados de la muerte.
La excavación de los pozos en Ulla Ulla también se realizó con la participación de la población. Se construyeron cuatro, con una profundidad aproximada de dos metros, con aguas sacadas de manera artesanal y abrevaderos activados por bombeo mecánico a través de pedales.
Los abrevaderos tienen capacidad para 50 galones de agua cada uno, y pueden dar de beber a más de 100 alpacas cada vez que son llenados.
"El estilo bicicleta de las bombas de agua fue muy bien aceptado, pues además de que es menos cansador y trabajoso que el llenado a mano, llena los abrevaderos rápidamente”, señala información de Protección Animal.
Los pozos artesanales tienen dos metros de profundidad.
Los invernaderos subterráneos, más conocidos como wallipines, fueron una gran alternativa ante las heladas y la poca disponibilidad de agua, lo que desembocó en la imposibilidad de cultivar alimento para las alpacas.
El diseño de los invernaderos también estuvo a cargo de la FAO-Bolivia. Éste, a través de un techo traslúcido, capta los rayos solares, que las paredes conservan y el piso conservan crean un ambiente propicio para el crecimiento de pastos o vegetales que sin estas condiciones sería imposible que se desarrollaran.
"Estos tres elementos (la construcción de cobijos, pozos y de invernaderos) están adaptados a las condiciones del altiplano boliviano y son replicables en zonas con escenarios climáticos similares”, afirma Einstein Tejada, coordinador Nacional de la Unidad de Gestión del Riesgo y Cambio Climático de FAO-Bolivia.
"Sería ideal poder replicar esta solución en zonas afectadas por el embate de condiciones atípicas del clima, que causan falta de agua, alimento y temperaturas extremas. Esperamos que los gobiernos consideren esta opción para mejorar la vida y el futuro de miles de familias”, añade Gerardo Huertas, director regional de Operaciones en Desastres para Latinoamérica.
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Pelechuco, región de condiciones extremas
Pelechuco, ubicado en el altiplano del departamento de La Paz, es una localidad de condiciones climáticas casi extremas que, con los efectos del cambio climático, se traducen en heladas cada vez más intensas y, al mismo tiempo, en el derretimiento de glaciares en los picos de las montañas.
Estos efectos han reducido de manera muy significativa la cantidad de agua disponible en los riachuelos para el consumo de las personas y de los animales de la región, provocando así periodos prolongados de sequía, según la información de Protección Animal Mundial.
Estas condiciones climatológicas en Pelechuco desencadenaron un estado de emergencia en la cría de alpacas, afectada por altos grados de desnutrición y casi un 30% mortalidad entre los camélidos.
La intervención de Protección Animal pretende incrementar al menos en un 15% la supervivencia de los animales recién nacidos y en 5% de las hembras preñadas o lactantes. En Pelechuco muere el 20% de las alpacas recién nacidas y el 10% de las hembras perece o sufre alguna enfermedad.
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