Con la premisa de duplicar la cosecha de fibra de vicuña y mejorar sus ingresos económicos, alrededor de 8 mil familias campesinas, comenzaron la captura, desparasitación y esquila de vicuñas que habitan en estado silvestre las alturas, quebradas y bofedales de los departamentos de La Paz, Oruro, Potosí, Cochabamba y Tarija.
La captura y esquila, más conocidas como “Junchacu” o “Festival de la Vicuña”, se realiza entre los meses de octubre y diciembre.
Comprende asistencia técnica, esquila de fibra, tratamiento sanitario de plagas y enfermedades, dotación de medicamentos, además del “areteado”, un procedimiento mediante el cual se coloca un arete con datos del país, departamento, municipio y comunidad de origen en el animal, para su registro y monitoreo posterior, explica el director ejecutivo del Programa de Apoyo a la Valoración de la Economía de Camélidos (VALE), Iván Reynaga.
Reinaga dice que, mediante el “Junchacu”, las familias campesinas tienen la posibilidad de aprovechar racionalmente la fibra de vicuña, pero fundamentalmente les permite establecer un sistema de monitoreo y seguimiento destinado a evitar que estos animales crucen la frontera con Chile o Perú, donde son capturados y esquilados indiscriminadamente.
En busca de recoger este año 3 toneladas de fibra, es decir, 1,5 toneladas más que el año pasado, el Programa VALE, dependiente del
Ministerio de Desarrollo Productivo y Rural, invirtió alrededor de 6 millones de bolivianos en seminarios y talleres de capacitación, en el trámite de personerías jurídicas, en la dotación de infraestructura sanitaria, equipo de captura y esquila para 14 asociaciones regionales de manejadores de vicuña, asentadas en 20 comunidades de La Paz, Oruro, Potosí, Cochabamba y Tarija.
Las asociaciones disponen de un lote de equipos de captura consistente en mallas, callapos, estacas, tranquillas, barretas de metal, chalecos capuchones yutes, lonas y equipos de comunicación; además máquinas esquiladoras, afiladoras, cuchillas, un peine especial, papel abrasivo, generadores eléctricos y tijeras de esquila.
“Con el equipamiento, los manejadores de vicuña están en condiciones de mejorar los procedimientos de captura y esquila; pero fundamentalmente de cosechar por encima de las 3 toneladas de fibra este año, debido a que los precios internacionales se mantienen entre 420 y 430 dólares por cada kilogramo”, comenta por su parte el responsable del componente Vicuñas del Proyecto VALE, Roberto Bonifacio. Agrega que por la misma medida de fibra de llama y alpaca, el mercado internacional llega a pagar apenas 8 y 12 dólares, respectivamente.
El año pasado, Bolivia exportó 1,9 toneladas de fibra de vicuña a varias empresas italianas por un valor aproximado a 803.676 dólares y, hasta septiembre de este año, las exportaciones bordean las 1,5 toneladas por un valor de 636.903 dólares, según estadísticas elaboradas por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) con base en datos del Instituto Nacional de Estadísticas.
Según estadísticas del Censo 2010 del Programa VALE, en el país se tiene un total de 112.249 vicuñas, de las cuales 36.969 viven en La Paz, 28.830 en Oruro, 44.202 en Potosí, 867 en Cochabamba y 1.381 en Tarija.
LA CAZA
Furtiva depreda cientos de vicuñas En Altamachi
En los municipios de Cotapata y Morochata, del departamento de Cochabamba, es comentario generalizado que hace 10 años aproximadamente deambulaban por la región más de 2 mil vicuñas y que los cazadores furtivos las fueron eliminando al extremo que hoy apenas quedan algo más de 800 animales.
Según estadísticas del Programa VALE, las 800 vicuñas sobrevivientes son animales frágiles, hermosos y de mediana estatura de la especie camélidos sudamericanos, que actualmente habitan las planicies, quebradas, laderas y bofedales de la zona húmeda de Altamachi. Del total de vicuñas que habitan esa región, 371 son machos, 339 hembras y 150 crías que conviven junto a 120 familias campesinas asentadas en la zona de Altamachi.
El director ejecutivo del Programa VALE, Iván Reynaga, comentó que debido a una serie de prejuicios y temores, los campesinos del lugar no se atrevieron a domesticarlas para aprovechar su lana; pero que el año pasado nació una Asociación de Manejadores de Vicuña, con el objetivo de implementar un programa de aprovechamiento racional de la vicuña y realizar la primera captura y esquila de estos camélidos en el departamento de Cochabamba.
EN COMUNIDADES
Distribuyen las ganancias
Del total de fibra de vicuña obtenida en la primera captura, el 8 por ciento del valor comercializado se queda con el Estado y el 92 por ciento se distribuye entre las comunidades manejadoras de camélido, según reglamento del Decreto de Conservación y Aprovechamiento Sustentable de la Vicuña.
Considerando que por cada animal esquilado se obtiene cerca de 250 gramos de fibra fina, se estima que las 867 vicuñas que viven en la zona cochabambina de Altamachi tendrían capacidad de producir alrededor de 215 kilos de fibra fina y obtener 92.880 dólares al año.
OPINIÓN
“Representan una alternativa económica”
Eddy Vásquez, experto en ganado camélido
“Para la población de Altamachi, la captura y esquila de vicuñas sería una de las alternativas para la generación de ingresos económicos familiares, toda vez que la zona tiene como mayor vocación productiva la papa y algunos cereales andinos, como la quinua, amaranto y cebada, que tienen precios variables y una demanda moderada en el mercado nacional.
Aprovechar racionalmente el recurso renovable vicuña sería pues otro rubro para la generación de ingresos económicos familiares.
El Programa VALE, dependiente del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, ha venido trabajando silenciosamente en los municipios de Bolívar, Morochata, Quillacollo, Independencia y Cocapata, provincia Ayopàya, donde se da en mayor grado la presencia de vicuñas.
Actualmente, existe abundante vicuña en las comunidades de Villa Vinto, Incacasani y Machacayma, donde se estima una población de 867 vicuñas. Si las comunidades realizarían la captura y esquila de unas 500 vicuñas sacarían como 100 kilos de fibra de vicuña. Estos 100 kilos se comercializaría en Europa a través del Estado a razón de 400 dólares el kilo y se obtendrían alrededor de 40 mil dólares equivalentes a 280 mil bolivianos. Éste es un ingreso seguro que ni siquiera las familias tendría que negociar o vender porque su comercialización se realiza mediante el Estado boliviano.
Sin embargo, son pocas familias de la zona que han tomado conciencia de la importancia de este recurso renovable, tan preciado y valorado en otras regiones del país.
Ante este panorama, un tanto desdalentador, existen otras rutas de aprendizaje como llevar a familias a otras zonas donde la actividad es muy fuerte y donde aprenderían la captura, esquila y desparasitación de la vicuña.
Las familias de la zona aún consideran a la vicuña como una plaga que se come o destruye sus cultivos de forraje y que además contagia de parásitos externos al ganado camélido, en este caso llamas y alpacas que viven en grandes corrales. Al realizar un manejo sostenible de la vicuña se capacitaría y se realizaría la desparasitación de la vicuña evitando así el contagio, es más, se haría un buen manejo que evitaría la invasión de la vicuña a los cultivos”.
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