Un grupo de investigadores propone el aprovechamiento de la fibra de llama, en el marco del comercio justo, con la finalidad de beneficiar a 11 mil familias criadoras de llamas del departamento de La Paz, y a la larga a 50 mil familias de toda la región occidental.
Del total de población de camélidos en el mundo, las llamas componen un 52% y un 92% de ese total está en Bolivia. A pesar de esos datos, la lana de llama no se exporta ni se industrializa como sucede con la lana de alpaca, cuya población en el país es un 9,5% del total mundial.
Este estudio fue impulsado y financiado dentro del "Concurso de Proyectos de Innovación Productiva y Tecnológica", que se concretó debido a una alianza estratégica entre el Departamento de Investigación, Postgrado e Interacción Social (DIPGIS) de la UMSA, el Instituto de Investigaciones Industriales de esa casa de estudios superiores y el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB).
Si bien la innovación en la actividad textil va por la nanotecnología o las fibras biodegradables, la realidad del país ha puesto a los productores sobre el desafío simple de conseguir mejores precios para sus productos. Un grupo de investigadores propone soluciones dentro del comercio justo para los productores de fibra de llama.
Osvaldo Terán, uno de los investigadores advierte que esto sucede, entre otras cosas, porque las bajas cotizaciones de la fibra desalientan a los productores y sólo circula en las áreas rurales y mediante intermediarios locales.
Algunos sectores industriales han encontrado la forma de cualificar la fibra, y se ha creado una red de "alcanzadores" al menudeo que venden el producto a "rescatistas" mayoristas, quienes a su vez lo entregan a las plantas de tratamiento en las ciudades.
Osvaldo Terán plantea que la brecha entre el ingreso del productor y la ganancia del exportador es demasiado grande. Si un campesino logra vender la fibra de llama en 7 Bolivianos por libra (Bs. 14 por kilo), una prenda en el mercado europeo puede llegar a costar hasta 300 dólares.
"Existe un margen de utilidad desproporcionada", advierte Terán, quien asegura que los intermediarios se llevan gran parte de las ganancias. El otro factor inquietante es que si se tratara el vellón de llama podría derivar en un producto tanto o más fino que la fibra de alpaca (altamente cotizada en el mercado internacional)
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