Se conoce que solo en el matadero de cerdos de Cantumarca se faenaron 2.000 cerdos con un promedio de 50 kilos cada uno lo cual se vendió hasta en 25 bolivianos por kilo.
En las carnicerías de la ciudad de Potosí el precio del kilo de carne llegó hasta 30 bolivianos, aspecto que fue cuestionado por las amas de casa que practicamente consumieron toda la carne que había a disposición.
Un carnicero comentó que este año se vendió más carne y de acuerdo a su criterio, no es que la gente esté comiendo más sino que la población creció considerablemente debido a la migración que se da del campo a la ciudad.
El vendedor señaló que también otros productos como el choclo, la papa y otros tuvieron un mayor consumo y expresó su satisfacción por ello porque les dejó una mayor ganancia.
TRADICIÓN
Carla Terrazas es un ama de casa que cada fin de año prepara lechoncito al horno y acompaña con cloclo, papa y verduras.
Esa comida acompaña a la familia de doña Carla por añosya que desde cuando era niña le enseñaron que al despedir el año, y en especial al recibir la nueva gestión, se tiene que comer carne de cerdo.
La tradición familiar señala que consumir carne de cerdo dará paso al progreso en la gestión venidera y quienes coman pollo no tendrá ese mismo beneficio.
En la Villa Imperial el lechón al horno es tradicional mientras que en algunas provincias potosinas la preparación varia dependiendo de cual es la influencia que tienen respecto a la actividad colinaria y así lo señalan las mamás.
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