domingo, 25 de enero de 2015

La producción de miel crece y resiste el golpe climático



La mortandad de las abejas y la destrucción de sus panales debido a los crecientes efectos del cambio climático, como calor extremo e inundaciones, no han impedido que el sector apicultor boliviano aumente su producción y proyecte para este año un incremento del 25%.

Bolivia es uno de los países que más sufre las consecuencias del cambio climático, a pesar de incidir menos en el fenómeno, según los estudios “El impacto del cambio climático en la biodiversidad” y “Cambio climático y el desafío de la salud en Bolivia” realizados por la ONU. Entre 2005 y 2010, según datos oficiales, el país perdió al menos $us 825 millones por efecto de los fenómenos naturales, que se acentuaron en los últimos años por efecto del calentamiento global.

Pese a esta situación se prevé que la oferta nacional de miel se incremente este año en 25%, de las 1.200 toneladas (t) producidas el año pasado a 1.500 t, unas 400 t más que en 2013 (1.100 t), informó Justino Marca, presidente de la Asociación Nacional de Productores Apícolas de Bolivia (Anproabol), organización que aglutina al 75% de los productores del sector, que representa a al menos 5.000 familias y que destina el 100% de su producción al mercado interno.

“Pese al cambio climático, la producción de miel del año pasado fue positiva. Las inundaciones afectaron a al menos 500 colmenas y el calor, que superó los 40 grados, sofocó a las abejas y causó su muerte”, afirmó.

Además de los contratiempos climáticos, los productores deben enfrentarse a otros inconvenientes.

El ingeniero agrónomo y gerente propietario de la empresa Apicentro, Gustavo Rivera, contó que en el norte paceño el cambio climático prolongó los tiempos de la cosecha. “Antes se cosechaba entre agosto y septiembre, ahora se lo hace hasta diciembre o enero. Aparentemente esto genera una leve caída en los ingresos”, dijo el empresario, quien recordó que hace ocho años el precio del kilo de miel estaba en Bs 12 y que ahora se comercializa en Bs 24 o 30.

Ciiclo. Actualmente, agregó, no es posible incrementar la productividad de las colmenas, porque en el país no existen abejas de la especia doméstica (apis mellifera). “Nosotros trabajamos con abejas africanas”, que producen menos miel, manifestó.

El gerente propietario de la empresa Apinal, David Rocabado, dijo que otra de las limitantes para el crecimiento de la apicultura en el país es la falta de abejas reina de calidad.

“Una abeja reina tiene un ciclo de vida de cinco años, pero su vida productiva es de dos años”, por lo que “deberían ser cambiadas en ese tiempo, y eso es algo que no se hace”.

El presidente de la Asociación de Apicultores de Tarija, Víctor Hugo Uño, informó a su vez que el cambio climático, que cada año causa más pérdidas en el país, afectó “el tamaño y el tiempo de vida” de las abejas que hay en ese departamento.

La investigadora Jocelijn François de la ONU explicó, según EFE, que Bolivia “es uno de los países más vulnerables” ante el cambio climático —que aumentó la frecuencia con la que suceden las granizadas en el altiplano, inundaciones e incendios forestales en la zona amazónica, y retroceso glaciar— debido a la extrema pobreza, a los ecosistemas variables, a la deforestación, al clima inestable y a los glaciares tropicales.

Por ello, Uño pidió a los gobiernos central y subnacionales apoyar a los apicultores del país con créditos y proyectos productivos que los incentiven a seguir en esta actividad.

Este medio no pudo obtener información del sector en el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras (MDRyT), ya que esa cartera se encuentra en proceso de reestructuración. Según datos a 2007 de ese ministerio, Bolivia posee 9.313 colmenas y produce 195.000 kilos de miel. Santa Cruz es el mayor productor con 85.000 kilos, le siguen Cochabamba (40.000), La Paz (30.000), Chuquisaca (20.000), Tarija (10.000), Beni (6.000) y Pando (4.000).


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