miércoles, 5 de noviembre de 2014

En un mes mueren unas 100 reses por la sequía



La sequía azota al ganado vacuno del municipio Gutiérrez, del chaco cruceño, donde registraron en un solo mes al menos 100 reses muertas y en estado de descomposición. La ayuda que envía la Gobernación no es suficiente para paliar las consecuencias, según la población.

La hacienda ganadera de Eusebio Flores es una de las más afectadas por la sequía, pues en un mes y medio reportó el deceso de cerca de 80 reses por falta de alimento. “No hay humedad, entonces no hay forraje y si el animal no come, se bajan sus defensas, se vuelven más vulnerables a los parásitos, como la garrapata”.

La Razón realizó un recorrido por el municipio y observó reses muertas sobre la tierra y otras vivas, pero muy delgadas, en gran parte de Gutiérrez, distante a 240 kilómetros del sur de Santa Cruz. La falta de agua y forraje son motivo de preocupación entre los ganaderos del lugar, quienes aseguraron haber perdido en total más de un centenar de cabezas de ganado en los últimos 30 días.

El presidente de la Asociación de Ganaderos del municipio, Jorge Solís, indicó que se constató que a raíz de este fenómeno el ganado perdió peso, lo que generó pérdidas económicas al sector porque se ve obligado a vender los animales a un precio menor.

Calor. El lugar posee al menos 20.000 cabezas de ganado y 80 productores, según las estadísticas de la Asociación de Ganaderos de Gutiérrez. Desde lo alto de las serranías se ve un manto gris que cubre los campos productivos y potreros, y los arbustos con hojas descoloridas. La sequía es evidente, pues los reservorios y atajados en las propiedades están secos; los cultivos de maíz y sorgo, que sirven de alimento para el ganado y la comunidad, se perdieron.

Eva Flores, de la propiedad Kaipirenda II, a 20 kilómetros de la carretera que une a Gutiérrez con Camiri, manifestó su preocupación por la falta de agua y forraje. También reclamó “la falta de políticas gubernamentales para paliar la sequía que año tras año azota a su comunidad y las aledañas”.

Ernesto Medina, un vaquero que limpiaba el acceso a un potrero, señaló que en esos trechos abunda la necesidad de agua. “Algunos ganaderos hacen perforar pozos que llegan a costar hasta 20.000 dólares, pero el que no cuenta con esos fondos tiene que mendigar este líquido”. Eva Flores mencionó que la sequía encarece los costos productivos. “Compramos a 200 bolivianos un amarro de pasto para el ganado, que dura un par de días; a esto se suma el flete de la cisterna para que acarree el agua”.

Los cultivos de maíz y sorgo, que sirven de alimento para las reses, también se arruinaron por la sequía. “No tenemos ni chala (hoja que envuelve el choclo) para darles de comer a las vacas porque la semilla no germinó. Esto nos deja en una total incertidumbre”, sostuvo Eusebio Flores.

La Gobernación cruceña declaró el 22 de octubre emergencia departamental por sequía en 12 de los 56 municipios del departamento, entre ellos Gutiérrez. Este medio publicó el 29 de octubre que 32 municipios de Oruro, Chuquisaca, La Paz y Santa Cruz están en emergencia por el fenómeno.

Demandan construir un pozo

Agua

La Asociación de Ganaderos de Gutiérrez gestiona ante las autoridades nacionales, departamentales y municipales la construcción de un pozo de agua para abastecer al sector agrícola y agropecuario.

Proyecto

Los ganaderos elaboran un proyecto para la construcción del pozo. Aseguran estar dispuestos a contribuir en los costos para su realización, ante la necesidad de agua.

Una granizada afecta a 200 familias de Luribay

Aleja Cuevas

Al menos 200 familias de ocho poblaciones cercanas a Luribay (Loayza) fueron afectadas por un granizo y lluvia que cayó el sábado. El fenómeno dañó hasta 35 hectáreas de cultivos de hortalizas y frutas, y un alud sepultó siete casas.

“Hay aproximadamente 200 familias afectadas. La riada dañó sembradíos que están en la ribera del río Luribay”, informó ayer el director de Alerta Temprana y Riesgos de la Gobernación de La Paz, Hilario Callisaya. La noche del sábado cayó por una hora una intensa lluvia, seguida por un granizo. Esto provocó la crecida de aguas del río Luribay y el deslizamiento de un cerro, que sepultó siete casas.

El director de Alerta Temprana visitó ayer las ocho comunidades afectadas, entre ellas Bravillo Bajo, Bravillo Alto, Bravo Alto, Bravo Bajo, Bravo Luja y K’ola. Callisaya informó que hay daños en 30 o 35 hectáreas, a consecuencia de la riada, que incluye árboles frutales de pera y durazno. “Las siete casas son inhabitables, algunas están perforadas por el impacto del derrumbe”, detalló.

La mayoría de las siete viviendas afectadas están en Bravillo Alto y Bajo, y en Anquioma. Sus habitantes desalojaron los ambientes para instalarse en carpas. El viceministro de Defensa Civil, Óscar Cabrera, señaló que se enviaron palas y picos, y alimentos secos. La Gobernación donó también vituallas. El alcalde de Luribay, Alejandro Cadima, adelantó que se reunirán hoy para coordinar la ayuda necesaria.

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