viernes, 7 de marzo de 2014

Pecuario Sin calma después del diluvio

8.500 damnificados, 50.000 reses ahogadas, 500.000 reses en peligro, más de 100 millones de dólares en pérdidas y cientos de cultivos afectados. Es el resultado de los dos meses de lluvias que cayeron en el departamento del Beni.

¿Y ahora qué?... Es la pregunta que se hacen los productores una vez que las aguas desciendan y se pueda ver el verdadero desastre que dejó a su paso. El escenario es predecible: miles de reses pudriéndose en los campos, cultivos destrozados, pastizales cubiertos de lodo… Un paisaje nada alentador para una zona catalogada como una de las más productivas del país y que ahora tiene que luchar para rehabilitar los campos y repoblar su hato ganadero. Al sector le sobran razones para pensar en el agua como un letal enemigo. No es para menos, luego de haber sufrido la mayor inundación en la historia del departamento beniano.

Al bajar las aguas el productor debe eliminar todos los restos muertos de ganado que queden en los terrenos. Representan una gran amenaza para las reses que se encuentran cerca, ya que al descomponerse la carne desprende toxinas que afectan el desarrollo de los terneros.

Enterrar o quemar las reses muertas son las acciones que el ganadero debe realizar para evitar un punto de contaminación e infecciones, como la gangrena que puede extenderse al resto del hato que se encuentra en buen estado.

La forma más común y fácil para deshacerse de reses muertas es enterrarlas, cubrirlas con cal y eliminar totalmente un posible brote infeccioso, ya que la cal actúa como secante natural.

¿Cómo rehabilitar el ganado? El exceso o deficiencia de los minerales presentes en los pastos y en el suelo puede dar como resultado efectos perjudiciales para la producción bovina. En estos casos la utilización de sales minerales para el hato ganadero es lo más recomendable. Así lo indica el veterinario zootecnista Ángel Caballero, especialista en Sanidad Animal.

El uso de sales a base de calcio, zinc y magnesio es lo indicado para suplir las deficiencias minerales de los forrajes, minimizando las pérdidas económicas y optimizando la eficiencia productiva del hato. Las sales son un buen escudo para las enfermedades metabólicas agudas y crónicas producidas por deficiencias. En el caso de que hubiera vacas preñadas dentro del hato damnificado la aplicación de sueros vitaminados es la mejor opción y constituye un aporte complementario de aminoácidos, vitaminas y minerales, cuando la dieta no cubre los requerimientos del animal asegurando así un parto tranquilo. El uso de tetraciclina, complejo B, dexametasona y diaseturato diminaceme, comercialmente conocido como tristesan, son productos que el ganadero debe tener a mano para la pronta recuperación de su hato. Generan un alivio sintomático inmediato y favorece la rápida recuperación del animal.

“Con la aplicación de los medicamentos y reconstituyentes adecuados, el ganado puede estar restablecido y de pie en muy poco tiempo, siempre y cuando se siga con una adecuada alimentación y un seguimiento a la evolución del animal de por lo menos tres meses”, puntualizó el doctor Caballero.

Cronología de las inundaciones

2004: Las autoridades declaran "Inundación súbita" en la ciudad de Trinidad con 4.700 afectados.

2008: El Gobierno declara zona de desastre al departamento del Beni y presta ayuda a mas de 21.000 afectados y rescatan a miles de reses.

2009: El COE declara alerta amarilla en todo el departamento y las inundaciones afectan a 25 comunidades y 3.113 afectados.

2010: Declaran alerta roja en el Beni y las aguas destruyen el 0,04% de la producción; además de afectar a mas de 4.000 personas.

Recuperación de los suelos

“Dado que el departamento del Beni tiene suelos muy ricos y llenos de pasturas naturales, le será muy fácil recuperar su vegetación a pesar de haber sufrido una inundación por más de dos meses”, según la opinión del ingeniero Fray Fernando Justiniano del Servicio Departamental Agropecuario de Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria de Santa Cruz (Sedacruz). La recuperación de los suelos por lo general tarda mucho tiempo, pero en el caso de los pastizales y cultivos inundados es diferente, siempre que el agua no haya dejado el terreno cubierto de lodo y sedimentos. Lo primero que se recomienda es verificar si el agua acumulada contiene lodo o es agua limpia. En el caso de haber lodo y sedimentos cubriendo la tierra, se aconseja retirar la mayor cantidad posible con el objeto de oxigenar la tierra y limpiar el suelo para el brote del nuevo pasto. Si la tierra se encuentre limpia, lo recomendable es la fertilización adecuada para cada cultivo. Por otro lado, el suelo tiene que ser preparado para el cultivo de maíz, el nitrógeno, fósforo y el potasio son los indicados para este tipo de gramínea. En los cultivos de soya se tienen que fertilizar los suelos ya que a diferencia del maíz esta oleaginosa fija el nitrógeno en el suelo.

Para volver a tener un suelo con buenos pastizales el productor tiene que sembrar una gramínea que resista al agua.

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