domingo, 2 de junio de 2013

Un bañado en Bolivia para salvar al sábalo

El Pilcomayo, al pertenecer a tres países y a varios municipios, no ha encontrado un plan estratégico para que curen sus heridas y luchen por su supervivencia. Lo que se hizo hasta ahora, fueron programas aislados, esfuerzos separados, pese a que existe una Comisión Trinacional de la que las cancillerías de las tres naciones forman parte.

Para solucionar parcialmente el problema, las gobernaciones regionales de Villa Montes y de Yacuiba han comprado cuatro excavadoras anfibias (que han costado $us 700.000, cada una) para abrir las zonas en las que el río está taponado en el territorio boliviano.

CASA PARA EL SÁBALO

Pero la solución definitiva no pasa por esa operación. La construcción de un bañado en tierra boliviana, para que ahí se críen los sábalos y luego crucen al Pilcomayo, es una propuesta que se maneja en los escritorios de varias instituciones.

Rubén Vaca Salazar, ejecutivo seccional de Desarrollo del Gobierno regional de Villa Montes, lo adelantó en 2012 que pondrá en consideración la construcción de un bañado de 900 hectáreas, de modo que la actividad piscícola no se detenga y la cultura weenhayek no sea más lastimada.

La fundación Nativa comparte la propuesta, aclarando que un bañado no es la solución entera al problema del Pilcomayo. A pesar de ello, dice que recomienda su construcción y que como institución ha estado trabajando con biólogos y geógrafos para definir el mejor lugar donde debe ser construido. “Lo ideal es que sea en la zona de La Victoria, cerca de Esmeralda, a 100 km de Villa Montes”, dice Ivan Arnold, el director de Nativa, que lanza otro dato. La propuesta suya es que el bañado tenga un tamaño de 2.000 hectáreas para que produzca 500 toneladas de sábalo cada año.

Para hacer realidad ese proyecto, Arnold cree que se necesita entre cinco y 10 millones de dólares.

El biólogo Jaime Sarmiento, miembro de la Colección Boliviana de Fauna, que pertenece al Museo Nacional de Historia Natural de La Paz, es cauto cuando se refiere a la construcción de un bañado en suelo boliviano.

“La solución no está solo en inundar o en construir un lago. No sabemos siquiera cómo van a reaccionar los peces”, dice Sarmiento, que tiene más de 30 años de experiencia en la investigación de especies piscícolas.

Según este biólogo, se necesitan muchos años para que el crecimiento natural del sábalo se dé en un nuevo curso de río, para que se restructure la fauna y la base alimenticia de los peces. Todo ese conjunto, que se llama proceso de restructuración ecológica en condiciones naturales, dice Sarmiento, puede llevar entre 12 a 15 años, con el riesgo de un resultado incierto.

Todas estas propuestas y esos temores podrán discutirse dentro de poco en una cita internacional de la que participará Bolivia.

Desde el 19 al 21 de septiembre se llevará a cabo el Segundo Encuentro Mundial del Chaco, donde participarán autoridades políticas de Bolivia, Argentina y Brasil y otras instituciones públicas y privadas ligadas al medio ambiente, como también los representantes de pueblos indígenas que viven en la zona de influencia de la cuenca del río Pilcomayo.

Lo que se debe hacer

UNIR FUERZAS ENTRE TODOS
Formar un comité de gestión de la cuenca para empujar un solo objetivo y para que las obras que se realicen no impacten a otras poblaciones dentro o fuera del país.

LA ALIANZA CON EL TURISMO
Desarrollar planes y estrategias turísticas para trabajar con las comunidades locales, como alternativa que reduzca el impacto económico que se generará por la falta de peces.

APOYO INTERNACIONAL
Buscar un reconocimiento a la cuenca del Pilcomayo por parte de la Unesco como Reserva Trinacional de la Biósfera.

EL EFECTO DE LA UNESCO
Esto puede ayudar a que las gestiones no se hagan de manera aislada, sino que se maneje al área como un conjunto de manera coherente, pensando primero en las necesidades de la gente y de la región.


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