domingo, 30 de agosto de 2009

Cambia economía campesina con cría de llamas

Con su mirada altiva y desafiante, pero a la vez con su nobleza y humildad, la llama es reina y señora de las alturas andinas, en donde grandes hatos de diversas especies señorean como rebaños de los campesinos que, por su cantidad y calidad, miden su jerarquía económica en las sociedades aymaras y quechuas, y no sin razón, pues tener estos animales constituye una fuente de ingreso muy importante en la economía de estos pueblos.

Así el mundo occidental ha puesto sus ojos en la llama, pero como de costumbre, siempre con fines comerciales, salvo contadas excepciones. Por esa razón, se han comenzado a desarrollar programas para el mejoramiento de la población de camélidos en Bolivia, cuyos responsables gubernamentales de agricultura iniciaron campañas para su promoción.

Junto con este gran avance, han comenzado a realizarse en todo el país ferias de exposición, en las cuales los ganaderos exhiben sus mejores ejemplares de llamas y alpacas. Paralelamente, la tecnología genética ha ingresado a los antes humildes pueblos altiplánicos para ofrecer programas de mejoramiento genético, cuyos resultados iniciales son realmente importantes. Los programas tienen su base principal en el departamento de Oruro, en las provincias Ladislao Cabrera y Pagador, donde se desarrollan los centros de investigación y producción.

El proyecto, que implica el repoblamiento de la especie, es impulsado por UNEPCA, en coordinación con el proyecto Tika Huta, que otorga apoyo directo a los ganaderos, junto a otros programas gubernamentales y ONGs.

Los primeros resultados fueron óptimos, pues se formaron grupos de machos selectos que garantizan la reproducción mejorada. Los resultados económicos también han comenzado a notarse, pues han repercutido en los ingresos de los campesinos, y ahora ellos son proveedores de sementales mejorados.

También las tierras son mejor utilizadas, extensas áreas se dedican en la actualidad al cultivo de pastizales para la mejor alimentación del ganado, esto redunda en la plusvalía de terrenos que, de otra manera, tenían escaso valor.

CARNE DE LLAMA

Se ha iniciado una campaña para incentivar el consumo de carne de llama, y desechar los rumores de que los productos de camélidos eran vehículos para la propagación de algunas enfermedades infecciosas, como la tuberculosis. Lo que a frenado la ampliación del mercado.

Exámenes de laboratorio han echado por tierra esas suposiciones y, por el contrario, se ha constatado que los niveles de colesterol de esa carne son mínimos, menores inclusive que el de la carne de res, además de tener un sabor muy agradable.

Hasta el 2000 se estimaba que en todo el mundo existían unos 7,87 millones de camélidos, de los cuales 3,09 millones son alpacas; 4,05 millones llamas; 530 mil guanacos y 190.250 vicuñas, según Eco Dinámica Consulting Group. Del total de ganado camélido existente, 4,09 millones se encuentran en Perú; 2,84 millones en Bolivia; 662 mil en Argentina; 155 mil en Chile; 100 mil en Oceanía; 30 mil en Asía; 16 mil en Norteamérica; 2.450 en Ecuador; 2 mil en Europa y 300 animales en Colombia.

En Bolivia, unas 10 mil familias, se dedican a la crianza de aproximadamente 120 mil cabezas de llamas, 1.300 alpacas y 600 vicuñas en los municipios de Quillacollo, Bolívar, Morochata, Tapacarí, Arque, Tacopaya, Tiraque, Tiquipaya, Vacas, Sacaba y Colomi, según datos de la Asociación Departamental de Productores de Camélidos de Cochabamba (Adepco).

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